sábado, 21 de agosto de 2010

Plegaria de la carretera a Nogales.

Tú, omnipotente Jorge, miembro señero, de los poderes fácticos que, en consecuencia, eres avalado por autoridades de pelo y medio pelo.
Tú, enfundado galanamente en tu atuendo orgullosamente Bimbo-Reebok, como propietario y pastor del rebaño sacralizado.
Que cuando lo conduces a tu Coliseo, dominas los flujos vehiculares y de tus consumidores adictos. Tú, que en esos aciagos días trastocas las idas y venidas de nuestras humildes existencias, te suplicamos, te rogamos – si no es mucho pedir – publiques con la debida antelación el calendario de eventos que bajo tu augusto mandato, tengas a bien programar en tu magnificente espacio a efecto de que nos pleguemos sumisamente en nuestro transitar a tus designios.
Tú, conspícuo maestro en el arte de privatizar las ganancias y socializar las pérdidas, apiádate de todos tus coetáneos que moramos a lo largo de la carretera a Nogales que no tenemos – como decimos coloquialmente – ni siquiera vela en el entierro, que no participamos en tu nuevo credo.
Compadécete, augusto Señor, de esta exigua minoría. Humildemente te lo pedimos.

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